domingo, 2 de diciembre de 2012

Francisco J. Rubia: "El yo es una ficción cerebral"








Francisco José Rubia Vila es uno de los más destacados investigadores y divulgadores españoles en el campo de la neurociencia. En esta extensa entrevista en el programa “Singulars” de TVC3 se abordan algunos de los principales problemas de los procesos mentales que la investigación del cerebro ya permite responder, tales como ¿qué papel juega el inconsciente en la toma de decisiones?, ¿qué relación existe entre el aprendizaje y la memoria?, ¿qué importancia tiene la empatía y la imitación en la vida social y en la educación?  o  ¿qué hay de cierto en las impresiones subjetivas de nuestra consciencia? Ciertamente, a través de estas cuestiones podemos apreciar el alcance revolucionario de la neurociencia tanto en el ámbito del conocimiento de la naturaleza humana como en el de nuestra acción, pues permite demarcar errores y prejuicios de confirmaciones empíricas.







Fuente: http://escuelaconcerebro.wordpress.com/2011/12/07/entrevista-a-francisco-j-rubia/
http://www.tv3.cat/videos/3841750

viernes, 8 de junio de 2012

Sebastian Seung: yo soy mi conectoma TED











 
http://www.ted.com/talks/lang/es/sebastian_seung.html
 
 



 
  Nuevamente el espacio cultural TED nos brinda la oportunidad de acceder al pensamiento e investigaciones actuales. En este caso de la mano de Sebastian Seung, quién está trazando un nuevo modelo tremendamente ambicioso del cerebro que se centra en las conexiones interneuronales. Él lo llama "conectoma" y es tan individual como nuestro genoma y entenderlo podría abrir una nueva manera de entender nuestro cerebro y nuestra mente.
   
  Sebastian Seung is a leader in the new field of connectomics, currently the hottest space in neuroscience, which studies, in once-impossible detail, the wiring of the brain. Full bio »
  
  Aquí dejo la traducción de esta interesante conferencia que a su vez podéis ver en castellano en el enlace inferior a la pantalla.  



















 

martes, 10 de abril de 2012

El Cerebro y el Mito del YO Rodolfo Llinás


Hola a tod@s, en vista del poco tiempo que últimamente dispongo he decidido en esta ocasión colgaros una entrevista del Profesor Rodolfo Llinás aparecida en la revista Colombiana Número.


Se trata como no podía ser de otra manera, dada la talla del entrevistado, de una apasionante reflexión sobre nuestro universo cerebral, las bases fundamentales del funcionamiento, sus mitos y conclusiones apasionantes. Espero que os sea útil y apasionante. 


 

«El cerebro es una entidad muy diferente
de las del resto del universo.
Es una forma diferente de expresar todo.
La actividad cerebral es una metáfora para todo lo demás.
Somos básicamente máquinas de soñar
que construyen modelos virtuales del mundo real».



No son palabras de un filósofo ni de un poeta, aunque su obra establece un puente entre éstos y la ciencia. Es la provocadora conclusión a la que ha llegado, tras cuarenta años de estudiar el sistema nervioso, uno de los cerebros más brillantes de nuestra época: el neurocientífico Rodolfo Llinás Riascos.

Partió del estudio microscópico del funcionamiento unicelular de las neuronas hasta convertirse en fundador y pionero de la neurociencia. Ésta integra diversas ciencias para entender el funcionamiento del cerebro: biología, filosofía, fisiología, sistemas, bioelectricidad, cognición, psicología, medicina, psiquiatría, informática, zoología, evolución, antropología y geometría, por mencionar sólo algunas.

En todas esas aguas navega con propiedad Llinás, hasta revolucionar el concepto que antes se tenía sobre el sistema nervioso, es decir, «la esencia de la naturaleza humana». Sus colegas dicen que la obra de Llinás rompe por completo las antiguas creencias y marca un nuevo paradigma sobre la manera de entendernos a nosotros mismos y nuestra interacción con lo que llamamos «realidad».

¿Por qué nos parece tan misteriosa la mente?
Supongo que la conciencia, el pensamiento y los sueños nos resultan tan extraños porque parecen ser impalpablemente internos. Ello podría deberse a que, desde un punto de vista evolutivo, nosotros los vertebrados podemos considerarnos crustáceos volteados hacia fuera.

Me explico: los crustáceos son exoesqueléticos, es decir, tienen un esqueleto externo. En cambio, nosotros somos endoesqueléticos, o sea, tenemos un esqueleto interno. Esto implica que, desde cuando nacemos, somos altamente conscientes de nuestros músculos, pues los vemos moverse y palpamos sus contracciones. Comprendemos de una manera muy íntima la relación entre la contracción muscular y el movimiento de las diversas partes del cuerpo. Desgraciadamente, nuestro conocimiento acerca del funcionamiento del cerebro no es directo. ¿Por qué? Porque en lo que a masa cerebral se refiere, ¡somos crustáceos! Nuestro cerebro y nuestra médula espinal están cubiertos por un exoesqueleto implacable: el cráneo y la columna vertebral.

A diferencia del resto del cuerpo, no vemos ni oímos nuestro cerebro, no lo sentimos palpitar, no se mueve y no duele si lo golpeamos, ya que está protegido por la portentosa estructura del cráneo. Si tuviéramos la masa cerebral por fuera del cráneo y pudiéramos ver o sentir el funcionamiento del cerebro, nos resultaría obvia la relación entre la función cerebral y la manera como vemos, sentimos o pensamos. De la misma manera que ahora nos resulta obvio lo que sabemos sobre el funcionamiento de músculos y tendones, cuyo movimiento disfrutamos tanto que organizamos competencias mundiales para comparar y medir masas musculares.

Pero no disponemos de una parafernalia análoga para medir directamente el funcionamiento del cerebro. Supongo que por eso algunas personas piensan que la mente, la conciencia o el «yo» están separados del cerebro. Y por eso en la neurociencia se dan conceptos muy diversos sobre la organización funcional del cerebro.

En cuanto a nuestros amigos los crustáceos, que no se dan el lujo de conocer en forma directa la relación entre la contracción muscular y el movimiento, el problema de cómo se mueven, en caso de que pudieran considerarlo, podría resultarles tan inexplicable como lo es para nosotros el pensamiento o la mente.

Por eso decían que el cerebro es una «caja negra» misteriosa, hasta cierto punto pasiva, con la que llegamos «en blanco» al nacer y que recibe estímulos del mundo externo, los interpreta y devuelve a través de los sentidos. ¿Qué opina usted?
Digo que el cerebro enfrenta al mundo externo, no como una máquina adormilada que se despierta sólo mediante estímulos sensoriales, sino por el contrario como un sistema cerrado, autorreferencial (parecido al corazón), en continua actividad, dispuesto a interiorizar e incorporar en su más profunda actividad imágenes del mundo externo, aunque siempre en el contexto de su propia existencia y de su propia actividad eléctrica intrínseca.

Para funcionar, el sistema no depende tanto de los sentidos como creíamos, como lo prueba el hecho de que podemos ver, oír, sentir o pensar cuando soñamos dormidos o cuando fantaseamos despiertos, en ausencia de estímulos sensoriales.

Tampoco creo que el sistema nervioso sea una tabla rasa en el momento del nacimiento. Años de evolución hacen que cada bebé nazca con un cerebro hasta cierto punto organizado, con un «a priori neurológico» que le permite ver, sentir u oír sin necesidad de aprender a hacerlo. Nacemos, por ejemplo, con la capacidad de aprender cualquier idioma. Serán la cultura y la educación las que determinen cuál. Pero la estructura básica nace con nosotros.

La historia evolutiva demostró que únicamente los animales capaces de moverse necesitan cerebro (por eso las plantas, quietas y arraigadas, aunque tan vivas como nosotros, no lo necesitan). Y que, en principio, la función principal de éste es la capacidad de predecir los resultados de sus movimientos con base en los sentidos. El movimiento inteligente se requiere para sobrevivir, procurarse alimento, refugio y evitar convertirse en el alimento de otros, pero como sería imposible sobrevivir si predijéramos con la cabeza y con la cola al mismo tiempo, se necesita centralizar la predicción en el cerebro. A esa centralización de la predicción la conocemos como el «sí mismo» de cada uno de nosotros.

¿Por qué dice que el color, el dolor o el sonido no existen afuera sino adentro?
Lo que hay afuera no es necesaria y únicamente lo que los seres humanos vemos. En realidad, afuera hay todo un caos lleno de cosas que nuestro cerebro no percibe porque no tiene necesidad de hacerlo para sobrevivir: ondas sonoras, electromagnéticas, átomos, partículas de aire, etc. Cada cerebro animal, incluido el humano, aprendió evolutivamente a discriminar de ese caos externo sólo aquello que requiere para sobrevivir. Por eso, los perros «ven» con el olfato, los murciélagos ciegos con el oído, los pajaritos ven muchos más colores que nosotros y no tenemos seguridad de que sean los mismos nuestros, etcétera.

Ejemplo: si un perro y una persona quieren buscar a alguien en un aeropuerto, le damos a la persona una foto del extraviado y al perro una media. Pero si lo hacemos al revés, la foto para el perro y la media para la persona, ¡seguramente nunca encontraremos al perdido! (risas).

Así, se establece un diálogo entre nuestro mundo interno y el mundo externo, por medio de los sentidos, que nos permite elaborar representaciones virtuales de los fragmentos del mundo real que necesitamos para sobrevivir. Pero no tenemos la visión íntegra de todo lo que hay allá afuera. Lo que pasa es que a través de unos quinientos o setecientos años de evolución, los humanos nos hemos puesto de acuerdo en una especie de «alucinación colectiva estándar» y vemos más o menos lo mismo. Eso es lo que nos permite ser una sociedad con referentes universales.

¿Por qué dice que el «yo» es un mito?
Los seres humanos no tenemos cerebro. Somos nuestro cerebro. Cuando le cortan la cabeza a alguien, no lo decapitan sino que lo decorporan. Porque es en este prodigioso órgano donde somos, donde se genera nuestra autoconciencia, el «yo» de cada uno. Por tanto, lo que llamamos «yo» no es separable del cerebro. Si dijéramos «el cerebro me engaña», la implicación sería que mi cerebro y yo somos dos cosas diferentes. Mi tesis central es que el «yo» es un estado funcional del cerebro y nada más, ni nada menos.

El «yo» no es diferente del cerebro. Ni tampoco la mente. Son unos de tantos productos de la actividad cerebral, a partir de la cual hemos llegado a la Luna y tenemos posibilidades ilimitadas de hacer realidad nuestros sueños.

¿Cómo puede ser el «yo» un estado funcional del cerebro?
El núcleo de mi tesis radica en el concepto de oscilación neuronal, como la de las cuerdas de una guitarra o de un piano cuando las pulsamos. Las neuronas tienen una actividad oscilatoria y eléctrica intrínseca, es decir, connatural a ellas, y generan una especie de danzas o frecuencias oscilatorias que llamaremos «estado funcional».

Por ejemplo, los pensamientos, las emociones, la conciencia de sí mismos o el «yo» son estados funcionales del cerebro. Como cigarras que suenan al unísono, varios grupos de neuronas, incluso distantes unas de otras, oscilan o danzan simultáneamente, creando una especie de resonancia. La simultaneidad de la actividad neuronal (es decir, la sincronía entre esta danza de grupos de neuronas) es la raíz neurobiológica de la cognición, o sea, de nuestra capacidad de conocer.

Lo que llamamos «yo» o autoconciencia es una de tantas danzas neuronales o estados funcionales del cerebro. Hay otros estados funcionales que no generan conciencia: estar anestesiado, drogado, borracho, «enlagunado», en crisis epiléptica o dormido sin soñar. Cuando se sueña o se fantasea, ya hay un estado cognoscitivo, aunque no lo es en relación con la realidad externa, dado que no está modulado por los sentidos. 

Pero en los otros casos o estados cerebrales, la conciencia desaparece y todas las memorias y sentimientos se funden en la nada, en el olvido total, en la disolución del «yo». Y, sin embargo, utilizan el mismo espacio de la masa cerebral y ésta sigue funcionando con los mismos requisitos de oxígeno y nutrientes.

Aunque el estado funcional que denominamos «mente» es modulado por los sentidos, también es generado, de manera especial, por esas oscilaciones neuronales. Por tal razón podríamos decir que la realidad no sólo está «allá afuera», sino que vivimos en una especie de realidad virtual.

Es decir, que no es tan distinto estar despierto que estar dormido...
El cerebro utiliza los sentidos para apropiarse de la riqueza del mundo, pero no se limita a ellos. Es básicamente un sistema cerrado, en continua actividad, como el corazón. Tiene la ventaja de no depender tanto de los cinco sentidos como creíamos. Por eso, cuando soñamos dormidos o fantaseamos, podemos ver, oír o sentir, sin usar los sentidos, y por eso el estado de vigilia, ese sí guiado por los sentidos, es otra forma de «soñar despiertos».

El cerebro es una entidad muy diferente de las del resto del universo. Es una forma distinta de expresar «todo». La actividad cerebral es una metáfora para todo lo demás. Tranquilizante o no, el hecho es que somos básicamente máquinas de soñar que construyen modelos virtuales del mundo real.

¿Cómo mantener activa nuestra «máquina de soñar»? 
Estamos hablando de que todos estos prodigios de la mente se generan en tan sólo un kilo y medio de masa cerebral, con un tenue poder de consumo de catorce vatios. De manera que para mantenerla en forma se requieren buena nutrición, buena oxigenación y protegerse de golpes.

Sin embargo, lo más importante es usar el cerebro, cosa que muchas personas no parecen tener tan claro. El problema es que la inteligencia es limitada pero la estupidez es infinita. Por eso es tan urgente promover una buena educación, que enseñe a pensar claramente a través de conceptos y no de mera memorización de datos. Hay que entender la diferencia entre saber (conocer las partes) y entender (ponerlas en contexto). Por ejemplo, una lora sabe hablar pero no entiende nada.

¿Por eso en su investigación se busca la síntesis y no la especialización, propia de la ciencia positiva estadounidense?
El análisis del detalle es más fácil que la síntesis, pero no es suficiente. Como en la película La tienda de empeño, donde Chaplin atiende a un cliente que le pide arreglar un reloj. Saca abrelatas, alicates, empieza a sacar las partes hasta desbaratarlo por completo. Luego pone todos los pedazos en el sombrero y se los entrega al desolado cliente. ¡El señor desbarató el reloj y no lo pudo volver a construir! Así es la ciencia analítica o especializada: sin la síntesis, sólo tiene grandes cantidades de pedazos de cosas.

No obstante, es incorrecto decir que mi trabajo es síntesis de fisiología con biología, con zoología, entre otras ciencias. Mi interés es explicar cómo son las cosas. El problema es que esos cajones del saber («esto es física, esto es química, etc.») son artificiales, por lo cual yo no los respeto. El mundo es uno. Y la gente le da nombres porque es estúpida y se fracciona en función de palabras, en vez de tomar las cosas por lo que son.

Lo que estoy tratando de hacer es muy peligroso, porque yo me puedo mover de lo molecular a lo cósmico, sin problemas. Y eso resulta sospechoso para los científicos tradicionales, que sólo respetan el conocimiento muy especializado. En términos generales, los científicos se catalogan entre «topos» y «zorros». Los topos taladran, buscan la profundidad y cada vez saben más y más de una sola cosa. Los zorros lo ven todo, pero por lo mismo saben poco de mucho.

Alguien dijo sobre mi trabajo: «Ese señor Llinás es ambas cosas: un topo y un zorro. O mejor, un ¡“zorrotopo”!» (risas). Mi propuesta es que la ciencia sea análisis y síntesis, que la neurociencia se aventure a cuatro órdenes de magnitud y no sólo se quede en lo microscópico, y que así podamos no sólo saber sobre el cerebro, sino entenderlo, porque mientras más comprendamos la portentosa naturaleza de la mente, el respeto y la admiración por nuestros congéneres se verán notablemente enriquecidos.







Fuente:
Autora: Ángela Sánchez
Fotografías de Leopoldo Ramírez







viernes, 30 de marzo de 2012

Filosofia e neuroscienze: un'amicizia invadente o uno scambio prezioso? (Una amistad intrusiva o un cambio precioso?)



Andrea Danielli, Ph.D Student Philosophy  Université Paris  Sorbonne


Resumen de la mesa redonda: "Filosofía y Neurociencia: una amistad intrusiva o un cambio precioso? Comisariada por el filósofo A. Danielli y organizada por el Collegio di Milano presso l'Università degli Studi di Milano, en octubre de 2008 con ocasión de la presentación del libro: "La forma de la mente. Caminos multidisciplinares entre conexiónismo y modularismo”.

En este video Andrea Danielli afronta una cuestión de total actualidad dentro de la Filosofía: Qué le puede aportar la neurociencia a la filosofía?

Con aire despreocupado, detrás de unas simpáticas gafas y con una simbólica gesticulación introduce este interesante tema afirmando que todo esto depende de cómo entendamos la filosofía, ya que bajo cada una de las diferentes visiones filosóficas puede ser problemática. Desde su propia visión la filosofía se encuadra dentro de una disciplina que se construye siguiendo argumentaciones racionales y por lo tanto su fin es sobretodo elaborar de manera eficaz nuevos conceptos.

Del punto de vista de la ayuda que puede aportar la neurociencia cree que en la argumentación filosófica muchos de los resultados van a ser puestos en consideración. Pero a pesar de todo siempre habrá filósofos que discrepen o que encuentren fundamentos firmes para apoyarse, algunos de éstos  podrían ser los filósofos del lenguaje que se van a interesar sobre todo en el análisis de la palabra o incluso en aquellas lesiones cerebrales que van a afectar a ella. Cómo por ejemplo que tipo de lesiones y qué pérdidas afectaran al hombre.

Una de las ideas de por qué la filosofía necesita de la neurociencia, aparte de otras, es que la filosofía utiliza como herramienta principal a través de la propia idea el "experimento mental". Este experimento mental es en cualquier caso "intuición" y el problema de la intuición es que está influenciada por nuestra propia ignorancia del fenómeno y que ésta, en cuanto filósofos, debe ser también materia de estudio como intuiciones de personas que utilizan el cerebro desde el interior del ser humano.

Podemos citar a modo de ejemplo al filósofo David Chalmers, cuando en su libro "La mente consciente" nos plantea un particular experimento mental por el que sostiene que si sustituyésemos unas neuronas por un microchip en un cerebro no obtendríamos una sustancia pensante sino un principio de coherencia funcional, un  isomorfismo. Para sostener esta idea afirma que ve hasta cierto punto difícil que si sustituyésemos las neuronas todo cambie y la conciencia se pare completamente. Otro aspecto importante es el concepto de "qualia", que se puede definir como las sensaciones elementales de la percepción, con el ya consabido ejemplo de la subjetividad en la percepción, como la rojez del rojo. En base a ésta hipótesis de la sustitución de una neurona para que varíe el resto va a ser el responsable de un amplio campo de conocimiento. Ahora este cambio brusco en el cerebro que lo descontrolaría es imposible, extremadamente imposible, sino completamente absurdo, debido a las leyes de la naturaleza. Chalmers, está hablando desde el punto de vista de una intuición, la idea de que en las leyes de la naturaleza no hay discontinuidad es una idea que viene de muy atrás, ahora en física si que existe una transición de fase, se da de manera breve, pero ocurre en un sistema termodinámico de una fase a otra. La característica distintiva es el brusco cambio de una o todas las propiedades físicas, en particular la capacidad térmica a la mínima variación de las variables de temperatura. Es totalmente lo contrario a aquello que llamábamos absurdo y arbitrario.

Por este motivo el filósofo, afirma Danielli, necesita de las neurociencias o de la ciencia en general en cuanto a que no puede valerse en muchos casos sólo de su propia intuición y más concretamente en casos muy complejos.



El Riesgo de la Neurociencia I RISCHI DELLE NEUROSCIENZE  

El riesgo de la neurociencia.

En esta otra interesante sinopsis Andrea Danielli  nos plantea qué cosas pueden ser peligrosas para la filosofía desde la neurociencia, aquí hay que prestar atención en esta interrelación entre las ciencias y la filosofía.

Hay muchos artículos científicos y neurocientíficos que incluyen alabanzas hacia ciertos estudios por haber localizado ciertas funciones de nuestro cerebro.

La idea de haber localizado una cierta área cerebral con métodos bastante indirectos y derivar de aquí toda la explicación de una función nos debería sembrar ciertas dudas, o nos debería producir una sensación de simpleza en nuestra visión general por no entrar en detalle.

Pero aunque debemos prestar atención a los avances voy a citar algunos ejemplos y por empezar por alguno uno de neuroestética representado en una frase de Semir Zeki de su libro "Art and the Brain" ... "..la búsqueda del arte como el juego constante y permanente de la estética en el aspecto de los objetos y las superficies en diversas situaciones que permiten al hombre crear una conciencia no tanto por la cosa particular representada sobre el lienzo, sino por una generalización sobre la consciencia, sobre el interés y la categoría que el objeto abarca..."

Semir Zeki
 

 



Este naturalmente es el pensamiento de un neurocientífico que estudia la corteza cerebral visible con herramientas actuales centrándose concretamente en la corteza visual, viendo cómo reacciona cuando al individuo se enfrenta a una obra de arte o a un cuadro. El problema es que la experiencia psíquica es en realidad una experiencia compleja, muy difícil de valorar ya que el valor de una obra de arte no está solamente grabado en las imágenes que el cerebro de una persona registra con estas nuevas técnicas de neuroimagen. Analizando el tema con más perspectiva, podemos cuestionarnos más cosas: cómo vamos a valorar todas las invocaciones que en su momento aportaron las obras de arte? Cómo vamos a ver su importancia dentro de un estilo, o su relación con las tradiciones? o los experimentos a los que fueron expuestos? Cómo en definitiva vamos a introducir en este análisis estamental la influencia sobre la sociedad o el mundo? Creo que una cosa así no se puede generalizar a partir de acontecimientos simplemente visuales en espectadores de actuales.


Deberíamos saber separar de la neurociencia lo que es interesante e importante, alegando por ejemplo cómo podríamos determinar, o en este caso ver, el libre albedrío? Dónde está la culpa? Dónde está la responsabilidad? Son demandas que deberían estar a las puertas de la neurociencia.

Es muy importante ocuparse de este género de problemas de primer grado para poder decir y mostrar toda la complejidad de estos problemas ya que no basta hablar de libre albedrío desde por ejemplo la potencia de la voz o cualquier otro modo de explicación, a veces conviene y es necesario profundizar de la manera mejor posible en estas cuestiones...

 



 

viernes, 23 de marzo de 2012

Las Bases físicas de la conciencia. Rodolfo Llinás.








  Conferencia del doctor Llinás, dónde expone entre otras cosas cuáles son las bases físicas de la consciencia: los canales de calcio son la clave.


   Rodolfo Llinás Riascos, MD, Ph. D. es un médico neurofisiólogo nacido en Bogotá (Colombia) en 1934. Se graduó como médico cirujano de la Pontificia Universidad Javeriana y obtuvo su doctorado en neurofisiologia en la Universidad Nacional de Australia. Actualmente es profesor de neurociencia en la escuela de medicina de la Universidad de Nueva York, en la que es además director del departamento de Physiology & Neuroscience, y desempeña la cátedra "Thomas y Suzanne Murphy" en el centro médico de la Universidad de Nueva York. Dirigió el programa del grupo de trabajo científico "Neurolab" de la NASA. Entre las distintas aportaciones por las que es conocido se encuentran sus trabajos sobre fisiología comparada del cerebelo, las propiedades electrofisiológicas intrínsecas de las neuronas con la enunciación de la hoy conocida como "Ley de Llinás", y sobre la relación entre la actividad cerebral y la conciencia.












Fuentes: http://es.wikipedia.org/wiki/Rodolfo_Llin%C3%A1s
http://www.youtube.com/watch?v=JUpOEvK_IMo
http://envivo.eafit.edu.co/catedra/index.shtml
http://www.eafit.edu.co/Paginas/index.aspx