Cada mañana al despertar recobramos la conciencia, lo cual es un hecho maravilloso; pero ¿qué recuperamos exactamente? El neurocientífico Antonio Damasio emplea esta pregunta sencilla para mostrarnos cómo el cerebro crea la sensación de sí mismo.
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Transcripción de la conferencia:
Estoy aquí para hablar de la maravilla y el misterio de la mente consciente. Lo maravilloso es el hecho que al despertar esta mañana recuperamos asombrosamente nuestra mente
consciente. Recuperamos la
mente bajo una completa sensación de ser y una sensación de existencia
propia, pero casi nunca
nos detenemos a contemplar esta maravilla. Deberíamos hacerlo, en realidad,
porque sin la posibilidad de
una mente consciente, no
tendríamos ningún conocimiento acerca de nuestra humanidad; no tendríamos ningún conocimiento
acerca del mundo. No
tendríamos dolores, pero tampoco alegrías. No accederíamos al amor o a la capacidad de crear. Y por supuesto, como dijo Scott
Fitzgerald: “Quien
descubrió la conciencia cometió
un pecado mortal.” Pero él
también olvidó que sin
conciencia no habría
acceso a la verdadera felicidad, e incluso, a la posibilidad de
trascender.
Hasta aquí lo
maravilloso, ahora el misterio. Este es un misterio que ha sido extremadamente
difícil de elucidar. Desde
los comienzos de la filosofía y sin duda, a lo largo de la
historia de la neurociencia, éste ha sido un misterio que siempre se ha resistido a la
elucidación, y ha
planteado grandes controversias. E incluso hay muchos que piensan que no deberíamos
tocarlo; deberíamos
dejarlo como está, que no será resuelto. Yo no lo creo, y creo que las circunstancias
están cambiando. Sería
ridículo afirmar que
sabemos cómo se crea la conciencia en nuestros cerebros, pero desde luego, podemos
comenzar planteando la
cuestión y empezar a ver
el desarrollo de una solución.
Y otra maravilla para
celebrar es que tenemos
tecnologías de imagen que
nos permiten entrar al cerebro humano, y acceder, por ejemplo, a lo que ven en este momento.
Estas son imágenes del
laboratorio Hanna Damasio, donde
se muestra la reconstrucción de un cerebro vivo. Y esa persona está viva. Ese no es el estudio de una autopsia. E incluso lo que les mostraré a
continuación, es algo que
puede sorprenderlos realmente, y que va por debajo de la
superficie cerebral, e
incluso observando en el cerebro vivo, las conexiones, las vías reales.
De modo que esas líneas
coloreadas corresponden a
grupos de axones, las
fibras que unen los cuerpos celulares en las sinapsis. Y disculpen por decepcionarlos,
éstas no son de colores. Sea
como fuere, ellas están allí. Los colores sirven para indicar
la dirección, si va de
atrás a adelante o
viceversa.
De todos modos, ¿qué
es la conciencia? ¿Qué es
una mente consciente? Y a
primera vista, podríamos decir que es aquello que perdemos al caer en un sueño profundo sin
sueños, o bajo anestesia;
Y es aquello que recobramos
al despertarnos o tras los efectos de la
anestesia. Pero ¿qué es
aquello que perdemos precisamente bajo anestesia, o en estado de sueño profundo
sin sueños? Bueno, en
primer lugar, es una
mente, lo que significa que
es un flujo de imágenes mentales. Y por supuesto considerar las
imágenes como patrones
sensoriales. En este
caso, las imágenes son visuales, en relación al escenario y a mí,
o imágenes auditivas, en relación a mis palabras. Ese flujo de imágenes mentales
es la mente.
Pero hay algo más que experimentamos en este
recinto. No somos
exhibidores pasivos de
imágenes visuales, auditivas o táctiles. Todos tenemos un sí mismo. Tenemos un yo que está presente
involuntariamente en
nuestras mentes en este momento. Somos dueños de nuestras mentes.
Y tenemos la sensación de que
cada uno de nosotros está
experimentando esto, y no
la persona sentada a su lado. Así que para tener una mente
consciente, tendrán un sí
mismo dentro de la mente consciente. Por lo tanto, una mente
consciente es una mente con un sí mismo en ella. El sí mismo introduce la
perspectiva subjetiva en la mente, y somos completamente
conscientes cuando el sí
mismo viene a la mente. Entonces
lo que necesitamos saber para abordar este misterio es, en primer lugar, cómo la mente
se une al cerebro y
segundo, cómo se construye el sí mismo.
Pues bien, el primer
problema es relativamente
sencillo, pero es algo
que se ha abordado progresivamente en neurociencia. Y está bien claro que para
constituir la mente, es
necesario construir mapas neuronales. Así, imaginen una cuadrícula
como la que muestro, e
imaginen en esa cuadrícula una
hoja de dos dimensiones; imaginen
neuronas. Una
presentación, si se quiere, una cartelera digital, con elementos que pueden iluminarse o no. Y de acuerdo a cómo creen el
patrón de iluminación o
no, los elementos
digitales, o en ese caso,
las neuronas en la hoja, podrán
construir un mapa. Esto
que les muestro es, por supuesto, un mapa visual pero se aplica a todo tipo de
mapa, por ejemplo,
auditivos, en relación a las frecuencias de sonido, o los mapas construidos con la
piel, cuando se palpa un
objeto.
Para entender lo cercana que es la relación
entre la cuadrícula de
neuronas y la disposición
topográfica de la
actividad neuronal y
nuestra experiencia mental, les contaré una experiencia
personal. Si cubro mi ojo
izquierdo- hablo de mí y
no de ninguno de Uds.-, si
cubro mi ojo izquierdo, y
miro una cuadrícula, similar a las que les estoy mostrando; todo esta bien, correcto, y
perpendicular. Pero hace
algún tiempo descubrí que
si cubro mi ojo izquierdo, lo
que veo es esto. Veo una
deformación en el borde
del área central izquierda.
Muy extraño; lo he
analizado durante un tiempo. Pero hace algún tiempo, mediante la ayuda de una colega
oftalmóloga, Carmen
Puliafito, quien
desarrolló un escáner láser de la retina, hallé lo siguiente. Si escaneo mi retina mediante un plano horizontal
como el que se ve allí en el rincón, lo que se obtiene es lo
siguiente. En el lado
derecho, mi retina es perfectamente simétrica. Observen la bajada hacia la
fóvea, que es donde
comienza el nervio óptico. Pero
en mi retina izquierda hay un bulto, señalado por la fecha roja. Corresponde a un pequeño quiste
alojado por debajo. Y es eso exactamente lo que
causa la deformación de
mi visión.
Piensen en esto: tienen una cuadrícula de
neuronas, y se produce un
cambio mecánico plano en
la posición de la cuadrícula, y se obtiene una deformación de
su experiencia mental. Esta
es la relación entre su
experiencia mental y la
actividad de las neuronas en la retina, que es la parte del cerebro
localizado en el globo ocular, o en este caso, una capa de la
corteza visual. Entonces,
se va desde la retina hacia
la corteza visual. Y por
supuesto, el cerebro añade mucha
información respecto a
las señales que provienen de
la retina. Y en aquella
imagen, ven una variedad
de islas, las que llamo
región de creación de imágenes en el cerebro. El área verde, por ejemplo, corresponde a la información
táctil, y la azul a la
información auditiva.
Y otra cosa que sucede
es que, aquella región de
creación de imágenes, donde
está el trazado de estos
mapas neuronales, puede
proveer de señales a este
océano púrpura que se observa alrededor, que es la corteza de asociación,
y es donde se puede archivar
lo que sucedió en las
islas de creación de imágenes. Y la verdadera belleza es que se puede pasar de la
memoria, de aquellas
cortezas de asociación, y
reproducir imágenes en
las mismas regiones que tienen percepción. Piensen en lo maravillosamente
práctico y perezoso que
es el cerebro. Así,
contempla áreas de percepción y de creación de imágenes. Y aquellas serán exactamente
las que se utilizarán para la
creación de imágenes cuando
recordamos información.
Entonces, de esta
manera, el misterio de la mente consciente se reduce un poco, porque tenemos un conocimiento
general de cómo creamos
esas imágenes Pero ¿qué
sucede con el sí mismo? El
sí mismo es realmente difícil de aprehender. Y durante mucho tiempo, la gente ni quería abordarlo,
porque planteaban: “Cómo se puede tener este punto
de referencia, que se requiere
para mantener una
continuidad del sí mismo día tras día.” Y encontré una solución a este
problema. Y es la
siguiente. Creamos mapas
cerebrales del interior
del cuerpo y los
utilizamos como referencia para los otros mapas
Y permítanme contarles cómo
llegué a esto. Y lo logré
porque, si tenemo una
referencia que conocemos como sí mismo, el mí, el yo en nuestro procesamiento, necesitamos que sea estable,
que no presente muchas
desviaciones día a día.
Pues sucede que tenemos un
único cuerpo. Un cuerpo
solo, no dos ni tres. Y
ese es el comienzo. El
cuerpo es justamente un punto de referencia. Pero el cuerpo, desde luego,
posee muchos miembros, que
crecen a ritmos diferentes, tienen diferentes tamaños y
personas diferentes; sin
embargo, no sucede lo mismo con el interior. Con aquellos elementos
relacionados a lo que se
conoce como nuestro medio interno. Por ejemplo, la gestión integral
de los compuestos químicos
internos del cuerpo, son
de hecho mantenidos intensamente, día tras día, por una muy buena razón. Si se desvían demasiado en los parámetros cercanos a la media, en base al rango de
supervivencia que permite la vida, se producirá la enfermedad o la
muerte. Así que tenemos
un sistema incorporado en
nuestras vidas que
asegura cierto tipo de continuidad. Algo así como una casi infinita
uniformidad día tras día. Porque
si no existe esa uniformidad fisiológica, nos enfermamos o morimos. Y hay un elemento más para esta
continuidad.
Y es que existe un acoplamiento estrecho entre la regulación de nuestro
cuerpo en el cerebro y el
cuerpo en sí; a
diferencia de otro acoplamiento. Por ejemplo, estoy creando
imágenes de Uds., pero no
existe ningún vínculo fisiológico entre las imágenes de Uds.como
audiencia y mi cerebro.
Sin embargo, existe un
vínculo estrecho y sostenido permanentemente entre el cuerpo regulando partes
de mi cerebro y mi propio
cuerpo.
Así es cómo se ve. Observen el
área. El tronco
encefálico se encuentra entre la corteza cerebral y la médula espinal. Y esa región que ahora les marcaré, es el alojamiento de todos los dispositivos
reguladores de la vida del
cuerpo. Y es muy
especifico, por ejemplo, si
observan el área en rojo, en
la parte superior del tronco cerebral, si se produce un daño, como un
accidente cerebrovascular, el
resultado es un coma o
estado vegetativo, un
estado en el cual, por supuesto, su mente desaparece; desaparece su conciencia. Lo que sucede en realidad, es que se pierde la base del sí
mismo, ya no tendrán
acceso a ninguna sensación de su existencia, y de hecho pueden sucederse
imágenes formadas en la
corteza cerebral, pero no
sabrán que están allí. En
efecto, han perdido la conciencia si se ha dañado la sección roja
del tronco encefálico.
Pero si consideramos
la región verde del tronco encefálico, no sucede lo mismo. Eso es muy especifico. Así, en el segmento verde del
tronco encefálico, cuando
se daña, y sucede frecuentemente, lo que se produce es una
parálisis completa, pero
se mantiene la mente consciente. Uds. sienten, que existe una
mente completamente consciente, de la que pueden dar cuenta muy
indirectamente. Esta es
una afección espantosa, no desearían verla. Y las personas están realmente
encarceladas dentro de
sus cuerpos, pero poseen
su mente. Hubo una
película muy interesante, una
de las pocas bien hechas sobre
un caso similar a éste, de
Julian Schnabel, acerca
de un paciente con esa afección.
Les mostraré una foto. Prometo no decir nada a no ser que les asuste. Sólo especificar que en la sección roja del
tronco encefálico, hay, y
para simplificar, pequeños
cuadrados que corresponden a los módulos que en realidad forman los mapas
cerebrales de los
diferentes aspectos de nuestro interior, de las diferentes partes de
nuestro cuerpo, Son
exquisitamente topográficos y están exquisitamente
interconectados en un
patrón recurrente. Y es
gracias a esto y a este estrecho acoplamiento, entre el tronco encefálico y el
cuerpo, que, podría
equivocarme, aunque no lo
creo, se genera este
mapeo corporal que provee
de base al sí mismo bajo
la forma de sensaciones, los
sentimientos primordiales, por cierto.
Entonces ¿qué es esa
foto que vemos allí? Observen
“la corteza cerebral” y “el tronco encefálico”, observen “el cuerpo”, y obtendrán la interconexión,
mediante la cual el tronco
encefálico provee de base al sí mismo, en una estrecha interconexión
con el cuerpo. Y tenemos
la corteza cerebral proporcionando
el gran espectáculo de nuestras mentes con la exuberancia de imágenes,
que son en realidad, el
contenido de nuestras mentes, y a lo que normalmente le
prestamos más atención, y
deberíamos, porque verdaderamente es la película que se ve en
nuestras mentes. Pero
observen las flechas. No
están allí por casualidad. Están
allí porque hay una interacción muy estrecha. No tendrán una mente consciente
si no tienen esa interacción
entre la corteza cerebral y
el tronco encefálico. No
tendrán una mente consciente si no tienen la interacción entre el tronco encefálico y el
cuerpo.
Otra cosa interesante
es que el tronco encefálico
también lo compartimos con
otras especies. Es así
que en los vertebrados, el
diseño del cerebro es muy similar al nuestro, y ese es uno de los motivos por el cual otras especies tienen
una mente consciente como la nuestra. No tan rica como la nuestra,
porque no poseen nuestra
corteza cerebral. Allí
radica la diferencia. Y
estoy en total desacuerdo con la idea de que la conciencia sea
considerada como el gran
producto de la corteza cerebral. Es la riqueza de nuestra mente,
y no el hecho de que tengamos
un sí mismo al que
podamos referirnos sobre
nuestra propia existencia, y
esa sensación de ser persona.
Ahora, existen tres
niveles de sí mismo: el
proto-yo, el yo-central y el yo- autobiográfico. Los dos primeros son compartidos con muchas
especies y son producidos
en gran medida por el
tronco encefálico y todo
lo que derive de la corteza en esas especies. Es el yo-autobiográfico el que poseen algunas especies,
creo. Cetáceos y primates
poseen un yo-autobiográfico
hasta cierto punto. Y los
perros domésticos tienen
en cierto modo también, un yo-autobiográfico. Pero la novedad esta aquí.
El yo-autobiográfico
se construye sobre la
base de los recuerdos del pasado y de los recuerdos de los planes
que hemos hecho; es la
vida pasada y el futuro proyectado. Y el yo-autobiográfico ha provocado la memoria
ampliada, el razonamiento, la
imaginación, la creatividad y el lenguaje. Y de ellos han salido los
instrumentos de la cultura: la religión, la justicia, el comercio, las artes, la
ciencia, la tecnología. Y
es dentro de esa cultura que
podemos lograr, y ese es
el descubrimiento, algo
que no está establecido biológicamente por completo. Está desarrollado en las
culturas. Lo desarrollan
los seres humanos en colectivo. Y ésta es, por supuesto, la
cultura en la que hemos
desarrollado algo que denomino la regulación socio-cultural.
Y por último, podrían
acertadamente preguntar, ¿qué
importa esto? ¿Qué
importa si lo primordial es el tronco cerebral o la corteza cerebral y cómo están formados? Tres razones. La primera, la
curiosidad. Los primates
son extremadamente curiosos y los humanos más que ninguno.
Y si nos interesa, por
ejemplo, el hecho de que
la antigravedad aleja
galaxias de la Tierra, ¿Por
qué no vamos a estar interesados en lo que sucede en el interior
de los seres humanos?
Segundo, comprender
la sociedad y la cultura. Pero
debemos considerar cómo
la sociedad y la cultura, en
esta regulación socio-cultural, es una labor que continúa. Y finalmente, la medicina. No olvidemos que algunas de las
peores enfermedades de
la humanidad son la
depresión, Alzheimer, y
la adicción a las drogas. Piensen
en un accidente cerebrovascular que puede desbastar la mente o dejarlos inconscientes. No hay oración que trate esas enfermedades de
manera efectiva y
tampoco de manera imprevista si no se sabe cómo funciona.
Así que es una muy buena
razón, mas allá de la
curiosidad, para
justificar lo que hacemos y
justificar el interés por saber lo que sucede en nuestros cerebros.
Fuente: TED: http://www.ted.com/talks/lang/es/antonio_damasio_the_quest_to_understand_consciousness.html
Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/TED
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